viernes, 14 de diciembre de 2012


Quizás (y me aventuro a decir mucho)
el mundo entero sea una trinchera,
o el sueño turbio de un loco
al que llamamos Dios y nos domina.

Quizás la vida sea un caldero
de aceite hirviendo,
que nos pervierte el pubis
y nos aprieta,
a manos de un destino irrevocable.

O puede que todo esto que os digo
no sea un poema,
y puede que la luz no exista,
y que la mierda tampoco se nos coma.

Porque lo más probable es:
que el mundo, amigo mío,
sea una esfera
                   y nada más,
y que la vida sea inercia
                         y nada más,
y que el mar que tú pueblas sea solo mar
                                  y nada más.

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